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En el post anterior, hablamos de las diferentes razonas que justifican una mudanza. Hoy daremos un paso más. Te ofrecemos una serie de consejos prácticos para disminuir el estrés que implica mudarse.

Es fácil de imaginar que los cambios, el trabajo y la ruptura transitoria de rutinas y hábitos que implican una mudanza pueden generar ansiedad y estrés. A esto hay que agregarle que cuando las personas implicadas son más de una, cada uno afrontará la situación de manera diferente, generando desequilibrios en la armonía de los convivientes.

Luego entran en juego los motivos de la mudanza. Si no es una situación forzada, leer el post anterior, te ayudará a tener claras las razones por las que has decidido dar el paso y cuáles son tus necesidades con relación a las características de la vivienda y el barrio que has elegido. Este es el primer factor que te ayudará a dar el paso con menos incertidumbre y ansiedad.

Ya has encontrado la casa que necesitabas, has pasado por el proceso de la compra y toca mudarse. Pues ten en cuenta estos consejos.

Organización

Si te organizas previamente evitarás problemas, preocupaciones e imprevistos. Esto te ayudará a ver las cosas de manera positiva.

Tendrás que decidir previamente cómo realizarás la mudanza. Esto es si contratarás una empresa que se ocupe del embalaje y traslado, solamente del traslado o si quieres hacerla por tu cuenta. En este último caso tendrás que evaluar si necesitarás alquilar una furgoneta o cuentas con los vehículos necesarios. Por supuesto aquí entran en juego variables como la distancia, si mudas el mobiliario o no, etc.

Para tomar esta decisión infórmate y pide presupuestos. Una vez lo hayas evaluado y decidido el cómo, ya sabrás qué tienes que preparar.

Planificación

La gestión del tiempo es un factor muy importante para disminuir el estrés en cualquier situación de la vida y en este caso más aún.

Haz una lista de tareas, de las personas que participarán y evalúa con criterio días, horas y tiempo que dedicarás. Consejo: no te sobreexigas ni tampoco prolongues innecesariamente el paso. Haz si es posible un planning.

Preparación previa

Si vas a ocuparte del embalaje: compra con anterioridad cajas, papel y plástico de burbuja para envolver, cinta adhesiva, rotuladores. Consigue maletas, bolsas y periódicos.

Un buen método es hacer un croquis de ambas viviendas y designarle a los distintos espacios una letra o una denominación. Así al embalar, por ejemplo, las cosas de tu dormitorio, luego sabrás las cajas que tendrás que ubicar en el dormitorio de tu nueva casa.

Otro dato para tener en cuenta cuando vamos a mudar mobiliario es tomar medidas previamente. Esto evita sorpresas al tener que introducirlos en la nueva vivienda y dónde.

Embalaje

No hay nada más saludable que comenzar una nueva etapa libre de cargas pesadas. Es la gran ocasión para hacer limpieza. Tira o regala aquello que no utilices, que no necesitas, que esté muy deteriorado o que simplemente ya no te guste.

Cuando comiences a empaquetar deja las cajas en el sitio al que pertenecen, identifica de alguna manera útil para ti, qué contienen y a qué espacio pertenecen. Así podrás controlar dónde están tus cosas aún antes de desembalarlas.

Empaqueta primero lo que menos utilices. Esto puedes hacerlo con anterioridad.

Deja las cosas más necesarias para empaquetarlas en el último momento. Por ejemplo: la ropa necesaria, ropa de cama, herramientas de trabajo, artículos de baño, utensilios básicos para las comidas.

Puede ser muy práctico trasladar previamente al día de la mudanza el grueso de la ropa y sólo dejar para el final, lo que realmente vayas a necesitar.

El día D

Ha llegado el momento del traslado. Tanto si lo haces tú como si has contratado una empresa, primero los muebles. Y si has hecho el trabajo previo quedarán ubicados dónde has decidido que irán definitivamente para no tener que moverlos después.

Luego será el turno de las cajas. Has espacio en cada habitación y ve apilándolas de un modo organizado. Ya tendrás tiempo de ordenar y encontrar el mejor espacio para cada cosa. Estudia con anterioridad los espacios y luego recién ponte a desembalar.  Las prisas hacen muchas veces que hagamos el mismo trabajo do veces.

Y lo más importante, darse tiempo. Llegar a un nuevo lugar implica muchos ajustes. No es solo cuestión de ordenar, también hay que ajustarse emocionalmente y adaptarse a la nueva situación. Es hora de comenzar a conocer y disfrutar tu nuevo hogar.

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